Actriz, cantante, artista&hellip;, las etiquetas se quedan cortas para una mujer que s&oacute;lo quiere contar una historia apasionante, la de su generaci&oacute;n.

En 1954 y con s&oacute;lo 18 a&ntilde;os, Fran&ccedil;oise Sagan se convirti&oacute; en la ni&ntilde;a prodigio de las letras francesas con la publicaci&oacute;n de su primera novela, Bonjour tristesse (Bienvenida, tristeza), un best-seller con aires de esc&aacute;ndalo &mdash;no hace falta ser un lince para intuir que tras la equ&iacute;voca relaci&oacute;n de la protagonista con su padre hay algo m&aacute;s que una mera historia de amor filial&mdash; que dio voz al descontento de la generaci&oacute;n de posguerra, anticipando el desencanto beat de los a&ntilde;os 60 y el nihilismo punk de finales de los 70 al grito de &laquo;No hay futuro&raquo;.
Pero s&iacute; que lo hay y la protagonista de nuestra historia de portada, Andrea Chaparro (Chihuahua, 2002), es el mejor ejemplo de esta renovada esperanza. Con s&oacute;lo 19 a&ntilde;os, a punto de graduarse en la High School de Los &Aacute;ngeles, ciudad en la que reside desde hace a&ntilde;os, se plantea ya una carrera en el mundo de la interpretaci&oacute;n tras participar en la nueva versi&oacute;n de Rebelde, que el a&ntilde;o que viene se estrena en Netflix, rodada en M&eacute;xico en plena pandemia no siempre en las mejores condiciones.

&laquo;Todo esto nos ha dejado un mont&oacute;n de ense&ntilde;anzas. S&iacute;, a veces pas&eacute; miedo ya que hab&iacute;a demasiada gente en el set, pero de mi padre [el actor y showman Omar Chaparro] he aprendido que esta es una carrera muy dura, en la que hay que trabajar sin descanso&raquo;, admite. &laquo;Siempre va a haber gente esc&eacute;ptica o que me critique y est&aacute; bien, no pasa nada; no se puede gustar a todo el mundo&raquo;, a&ntilde;ade. As&iacute; es c&oacute;mo, de hecho, se plantea su relaci&oacute;n no s&oacute;lo con el showbusiness, sino con la realidad.
En ese sentido, se identifica plenamente con los valores de gran parte de la Generaci&oacute;n Z, de la que forma parte: frente al cinismo, la decepci&oacute;n y el ennui vitalque definen a la mayor parte de los j&oacute;venes que les han precedido, Andrea destaca otros radicalmente opuestos, como el entusiasmo, la energ&iacute;a o el optimismo para escribir, si no un id&iacute;lico futuro, s&iacute; el comienzo de una nueva historia muy diferente de la que estamos viviendo en la actualidad.

&laquo;No soy tan ingenua como para creer que podemos cambiarlo todo, pero hay algo de lo que s&iacute; estoy muy satisfecha: creo que nuestra generaci&oacute;n ha sabido hacerse o&iacute;r para manifestar nuestras dudas, nuestros miedos y nuestras inquietudes, cuestiones como la inseguridad &mdash;sobre todo en el caso de nosotras, las mujeres, especialmente en M&eacute;xico&mdash;, la fluidez de g&eacute;nero, el ego&iacute;smo, la corrupci&oacute;n... Quejarse es sano y necesario, pero no basta: hay que buscar soluciones. Habr&aacute; algunas cosas que podamos transformar y otras muchas que no; lo importante no es cambiar el mundo, sino tratar de hacerlo&raquo;, asegura.
Y todo eso sin perder la sonrisa, la capacidad de asombro, el placer de jugar a ser artista. Creci&oacute; en una familia que la impuls&oacute; desde el primer momento a expresarse en distintos &aacute;mbitos &mdash;pintura, m&uacute;sica, interpretaci&oacute;n&mdash;, al principio casi como un juego que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una vocaci&oacute;n. &laquo;De ni&ntilde;a grababa videos con mis amigas en los que cantaba o interpretaba distintos personajes que nos invent&aacute;bamos&raquo;, recuerda. &laquo;Pero en el rodaje de Rebeldehe visto lo exigente que puede ser la interpretaci&oacute;n: no es ning&uacute;n juego y por eso quiero estudiar y prepararme&raquo;.

Tampoco las redes sociales son un pasatiempo para ella, ya que ha encontrado en ellas la v&iacute;a perfecta para comunicarse y dar voz a cuestiones sociales que, a estas alturas, siguen levantando ampollas y afectan, sobre todo, a las mujeres. &laquo;Creo que hay un verdadero sentido de hermandad entre nosotras, especialmente en M&eacute;xico, una solidaridad femenina que es real y que funciona a todos los niveles, denunciando situaciones que, a estas alturas, ya deber&iacute;an formar parte del pasado, pero siguen a&uacute;n sin solucionarse&raquo;, admite.
Ella tambi&eacute;n quiere formar parte de ese nuevo comienzo que su generaci&oacute;n se ha propuesto escribir. &laquo;Ya sea interpretando, cantando o pintando, quiero seguir expresando lo que siento en cada momento sin encasillarme; quiero evolucionar con el mismo esp&iacute;ritu que ten&iacute;a de ni&ntilde;a&raquo;, concluye. La pasi&oacute;n por jugar, la pasi&oacute;n por vivir.

ESTILISMO Daniel Zepeda
MAQUILLAJE Ana G de V
PELO Georgina Prieto
DISE&Ntilde;O DE SET Alan Gobe
ASISTENTE DE DISE&Ntilde;O DE SET Sof&iacute;a Mora Lizaola
ASISTENTE DE ESTILISMO Anna Ericka Gallego y Ana Paula Galindo

Hablamos con Andrea Chaparro, la estrella que encarna la voz de una nueva era

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