Desde aquel que llevó a una mujer a la cárcel hasta los que catapultaron a otras al estrellato, estos son los trajes de baño que han conseguido hacer historia.


La pr&oacute;xima vez que digas que los trajes de ba&ntilde;o&nbsp;tienen demasiada tela para ti, acu&eacute;rdate de esta historia.&nbsp;Annette Kellerman, nadadora profesional australiana, fue detenida en 1909 en una playa de Boston por considerar que llevaba un atuendo &laquo;indecente&raquo;. Se trataba de una versi&oacute;n primitiva del traje de ba&ntilde;o&nbsp;moderno, hecho&nbsp;de punto con mangas hasta los codos y piernas que cubr&iacute;an hasta la altura de la rodilla.

La cuesti&oacute;n es que desde ese primer intento, hasta los escotados modelos de hoy, los trajes de ba&ntilde;o&nbsp;han entrado y salido del agua incontables&nbsp;veces.&nbsp;

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Como en cada paso hacia la libertad de las mujeres, aquel esc&aacute;ndalo del&nbsp;primer traje de ba&ntilde;o sirvi&oacute;&nbsp;para que las atletas pudieran empezar a practicar nataci&oacute;n con este tipo de prendas, sin temor a acabar entre rejas. Kellerman, por cierto, tambi&eacute;n fue una pionera empresarial al lanzar su propia l&iacute;nea de trajes.

Una d&eacute;cada m&aacute;s tarde del episodio de Boston, las americanas leyeron en una revista de prestigio: &laquo;Lo m&aacute;s nuevo para el mar es un traje de ba&ntilde;o de jersey, tan cercano a un maillot como la ley no escrita permitir&aacute;&raquo;. En resumen, aunque dejaba a la vista algo m&aacute;s de piel, lograba evitar la censura. Y cuanto m&aacute;s se iba reduciendo su tama&ntilde;o, m&aacute;s se enfrentaban a las opiniones a favor y en contra.&nbsp;

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El tiempo y las mujeres que no se resistieron a los encantos de sumergirse c&oacute;modas en el agua, junto a&nbsp;la llegada del nylon y del l&aacute;tex, acabaron por normalizar el traje de ba&ntilde;o. En los a&ntilde;os treinta&nbsp;adoptaron esa caracter&iacute;stica forma que hoy consideramos retro y que tan bien luc&iacute;a Esther Williams mientras ejecutaba los precisos movimientos de la nataci&oacute;n sincronizada. Poco despu&eacute;s se comercializaron ba&ntilde;adores con bondades reductoras, a los cuales&nbsp;no se resistieron ni las mujeres m&aacute;s pudorosas.

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El traje de ba&ntilde;o&nbsp;no tard&oacute; en llegar al cine. Deborah Kerr enmudeci&oacute; a los espectadores con el escote del suyo en From Here to Eternity&nbsp;(1953). Mientras que la versi&oacute;n en blanco que llev&oacute; Elizabeth Taylor en Suddenly, Last Summer&nbsp;(1959), supo sacar el doble de partido a la belleza de su portadora.

Despu&eacute;s, el hurac&aacute;n bikini colg&oacute; la etiqueta &laquo;para abuelas&raquo;&nbsp;en los trajes de ba&ntilde;o de una pieza. Hasta que el mundo redescrubri&oacute; el lado sexi&nbsp;del ba&ntilde;ador en 1976 cuando Farrah Fawcett se puso uno de su propia colecci&oacute;n para una sesi&oacute;n de fotos publicitaria, porque no se encontraba c&oacute;moda en el reducido de dos piezas acordado en un principio. Bo Derek&nbsp;reafirm&oacute; el poder del traje de ba&ntilde;o de una pieza al&nbsp;encarnar a la mujer perfecta con uno tono&nbsp;nude que rozaba lo inexistente en 10&nbsp;(1979).

La silueta de una pieza tambi&eacute;n ha tenido minutos de gloria en la peque&ntilde;a pantalla. Si hay un modelo&nbsp;que se hizo famoso, fue el que recorri&oacute; de arriba a abajo la playa de Santa M&oacute;nica en el cuerpo de Pamela Anderson, durante el tiempo que la actriz particip&oacute; en Bay Watch, uno que hizo al personaje de C.J. merecedor de su propia mu&ntilde;eca Barbie.&nbsp;

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Si vas a rendirte a los&nbsp;encantos del traje de ba&ntilde;o de una pieza&nbsp;este verano, las opciones son casi infinitas. Desde los dise&ntilde;os de inspiraci&oacute;n vintage, hasta los modelos que arrasaron en los noventa, todos tienen en com&uacute;n la capacidad para favorecer la silueta femenina.&nbsp;

La historia del traje de baño: todo lo que debes saber sobre esta mítica prenda

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